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SIN RODEO

Morón

El reclamo de Remigio contra la Guerra Nuclear

El reclamo de Remigio contra la Guerra Nuclear

Por Leonel Iparraguirre González

Remigio es un moronero que lleva el arte en la sangre. Aunque autodidacta, desde muy temprana edad aprendió a trabajar con el pincel y por eso manifiesta que no puede dejar pasar un día sin hacer una de sus obras.

Ahora ha convertido las paredes, el techo y hasta el patio de su casa en un improvisado museo que llama la atención de los transeúntes. Su residencia es un verdadero abanico de colores, donde resaltan los rostros de figuras del proceso revolucionario cubano, lemas, consignas patrióticas, banderas, figuras abstractas, santos y otras muchas pinturas con las cuales expresa sus ideas sobre la guerra, las aspiraciones de paz mundial, su rechazo al terrorismo, al bloqueo de Estados Unidos contra Cuba y la demanda de excarcelación a los Cinco Héroes de la isla prisioneros del imperio.

Cómo interpretar la iniciativa que ha puesto Remigio en práctica y que ha causado tanta admiración a quienes transitan por esa barriada, en el extremo norte de la ciudad de Morón.

“Nada, muy sencillo –nos confiesa- no podemos cruzarnos de brazos en los instantes en que la supervivencia humana está en peligro de extinción. Hay que hacerse sentir de una manera u otra. No tengo otra forma de persuadir al presidente norteamericano para que no apriete el gatillo que desataría la Guerra Nuclear.

Esta es mi contribución. No pocas personas, extranjeras incluso, han llegado por estos días a mi residencia para captar instantáneas de mi peculiar galería. Quizás algunas de esas fotos hayan trascendido las fronteras de la isla para convertirse en el reclamo de Remigio contra la Guerra Nuclear. Ojalá así sea.

Lo que desconoce el cubano

Lo que desconoce el cubano

Por Leonel Iparraguirre González

Se lo puedo confirmar. El cubano se distingue por muchas cualidades: alegre, inteligente, dicharachero, ingenioso y por ser conocedor de todo, no importa lo que sea.

El cubano es así. Los propios compatriotas nos percatamos de estos sellos distintivos, porque, en buen cubano, siempre tenemos una respuesta, por complicadas y difíciles que se tornen las circunstancias.

¿Quién lo duda?

Bstaría con explicar las múltiples respuestas de los cubanos en los momentos más difíciles. Los remito, por ejemplo, a los años del llamado Período Especial, cuando sobraron inventivas de todo tipo: alimentarias, de transporte, de Comercio, en la construcción y en  muchas y notorias esferas de la vida socioeconómica.

Aquí en Morón fuimos capaces de construir una carretera de 17 kilómetros sobre las olas del mar para enlazar a Cayo Coco con tierra firme, tarea que cuando se planteó parecía un imposible. Sin embargo, no hubo titubeos y ahí está ese vial que llamamos Pedraplén.

Ejemplos como ese son diversos. No obstante, por el contrario hay cosas sencillas y cotidianas para los cuales no tiene respuestas.

Lo pude comprobar cuando salí a la calle con algunas interrogantes:

-¡Cuánto cuesta una consulta médica?

-¿Cuánto cuesta una atención estomatológica?

-¿Cuánto una intervención quirúrgica?

Y así, confieso que nadie pudo responderme. ¿Cómo explicar tan grande contradicción?

No pocas personas escucharon alarmadas los datos que ofrecía hace unas horas el doctor Héctor Salazar, director del Hospital General Docente Roberto Rodríguez de Morón, al plantear que algunas de las intervenciones quirúrgicas que se practican en ese centro asistencial se elevan  a unos 12000 dólares, porque muchas requieren del concurso de más de una especialidad. Agregó que otras más complejas, y citó los casos de traumas y los relacionados con la neurocirugía pueden rebasar ese monto.

Y es que la Revolución Cubana desde su triunfo en 1959, en cumplimiento al Programa del Moncada estableció que los servicios de salud sean gratuitos.

Por tanto, asistir a la consulta médica, ser intervenido quirúrgicamente se convierte en una bondad, a la cual todos tenemos derecho.

¿Qué les parece? Estos temas que se presentan en muchos países, incluso desarrollados como una pesadilla, pasan inadvertidos por  once millones de cubanos. Nada, cosas del Socialismo.