A propósito del Día del Locutor
Por Leonel Iparraguirre González
Accionamos el receptor, y una agradable voz nos pone en contacto con la noticia, nos ofrece la hora exacta o simplemente nos ofrece un mensaje cultural que recibimos con sumo interés.
En la radio o la televisión son esos compañeros que enseguida identificamos por el timbre de su voz, por su marcada dicción y por la profesionalidad que alcanzan en la comunicación. Esos son los locutores, los amigos del pueblo, quienes tienen en la voz la herramienta esencial para su trabajo, al parecer una sencilla labor, pero que no lo es, porque para ejercerla con profesionalidad requiere no solo de una buena lectura, sino de una correcta aplicación de las técnicas.
Son los locutores hombres y mujeres de asentada concentración para el ejercicio de su trabajo, facilidades para el manejo de la voz, de acuerdo a las más específicas circunstancias y versatilidad a la hora de lograr el ritmo y la velocidad.
También son esos profesionales que moldean con facilidad su temperamento para llevar al receptor el mensaje con el tono que requiere cada circunstancia, como verdaderos artífices del verbo y la palabra.
Cada primero de diciembre, se celebra el “Día del Locutor”, una jornada de reconocimiento a la labor de los profesionales del micrófono.
La elección de la fecha obedece a que en este día del año 1954, en la ciudad de México, tuvo lugar el Primer Congreso Internacional de Locutores.
Fue precisamente a propuesta de la delegación cubana que se acordó el establecimiento de este día, en memoria además del compañero Jorge Luis Nieto García, locutor del municipio de Morón fallecido a la edad de 33 en noviembre de 1953.
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