El orgullo de Lindiana
. Acaba de recibir la carta número 20 que le envía Antonio Guerrero
Por Leonel Iparraguirre González
Cuando Lindiana Castillo Padrón tenía apenas siete años de edad, tuvo la iniciativa de realizar el primer acto de solidaridad con Los Cinco Héroes Cubanos Prisioneros del Imperio. Su abuela se había inspirado en unas bellas décimas dedicadas a Fernando, Gerardo, Antonio, Ramón y René, las cuales las memorizó y las empezó a recitar en el batey La Teresa, distante unos ocho kilómetros de la ciudad de Morón, en Ciego de Ávila, hasta que un día hubo una reunión de zafra en el Central Patria o Muerte, y allí se apareció acompañada por Odalis, su mamá, para dar a conocer los versos que su abuela había compuesto en solidaridad con Los Cinco. Fue entonces que se ganó los primeros aplausos.
Desde entonces Lindiana no pierde una oportunidad para recitar décimas. Primero lo hacía en la escuelita rural de su apartada comunidad, más tarde en el seminternado Camilo Cienfuegos, después en la Secundaria Básica y ahora lo hace desde la explanada del preuniversitario urbano Nguyen Van Troi, donde ya cursa el décimo grado, escalando por numerosas actividades que se efectúan en el territorio, incluso en la capital provincial.
Tal era su acción solidaria con Los Cinco que un día encontró en un periódico la dirección de la prisión donde cumple condena Antonio Guerrero y decidió escribirle para contarle de las décimas de su abuela y de lo que ella hacía porque ellos regresaran a la patria.
Un día recibió la primera carta de Tony, quien desde una cárcel de alta seguridad de Estados Unidos pudo responderle agradeciendo su gesto tan gentil y hermoso. Este cinco de febrero, cuando se realizaba una jornada mundial por la excarcelación de Los Cinco, Lindiana recibió la carta número 20 firmada por el compatriota Antonio Guerrero donde le dice:
“Lindiana, crece la solidaridad, por lo que también crece el correo con un mayor número de cartas a responder, lo que se me dificulta por el régimen carcelario y el poco tiempo disponible para hacerlo”.
En su carta envía una de sus pinturas realizadas en la prisión y expresa su confianza en la victoria y en el regreso a la patria, y sobre todo en el pueblo, en los pioneros y jóvenes, en los obreros y campesinos, en sus intelectuales y artistas, en sus maestros y médicos que sabrán defender nuestra obra revolucionaria y demostrar que un mundo mejor de solidaridad, justicia y paz es posible.
Finalmente expresa en su carta Antonio Guerrero: “Con la unidad de todos, tendremos un Congreso del Partido victorioso”.
Ahora Lindiana tiene la tarea de dar a conocer este mensaje que recibió desde las cárceles del imperio en el matutino del Instituto preruniversitario urbano.
A la edad de 15 años, sabe interpretar en toda su magnitud el inmenso valor de la palabra SOLIDARIDAD.
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