Crónica para un desconocido
Por Leonel Iparraguirre González
Hoy dedico mi inspiración periodística a alguien que no conozco, ni siquiera he visto su rostro, tampoco sé dónde vive, ni donde está…
Su identidad apenas es conocida como ese ciudadano que resulta rechazado por su imagen pública, que actúa de manera despreciable y hasta en el seno familiar carga con el peso de su actuar y las contradicciones propias de sus acciones.
Su nombre puede ser David, Vladimir, o Alina, pero ese no es el que conocemos, porque detrás de esas letras está el hombre y la mujer que se traduce en máxima expresión de entrega, lealtad, dignidad y sacrificio.
Está alguien que no conozco, pero sé que existe y dedica su vida a la existencia humana, a su integridad, a la preservación de la paz, a quien con respeto dedico esta crónica.
Y es que el 26 de marzo es una fecha de particular connotación desde el año 1959 cuando surgieron los Órganos de la Seguridad del Estado Cubano, filas a las que se incorporaron hijos dignos de la patria, para desde el anonimato servir incondicionalmente a la causa que con orgullo defendemos.
Es entonces ocasión de reconocerlos a todos, sin mencionar sus nombres, esos que desde las filas enemigas han realizado importantes hazañas y que hoy por hoy constituyen verdaderas Razones de Cuba.
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