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La caprichosa Ley del gobierno de Estados Unidos

La caprichosa Ley del gobierno de Estados Unidos

Por Leonel Iparraguirre González

No existe en vigor en Estados Unidos una ley tan vieja en materia de sanciones comerciales, como la referida al bloqueo comercial y financiero que se aplica contra Cuba, la cual dio origen en 1963 cuando apenas la Revolución transitaba por su tercer aniversario.

El gobierno estadounidense estableció en 1917 una Ley de Comercio con el Enemigo, que prohibe sostener cualquier tipo de intercambio con aquellos países considerados como “una amenaza” engendro que en la actualidad, o mejor dicho, hace más de cuatro década solamente afecta a Cuba.

Irrisorio parece el caso que una potencia mundial como Estados Unidos aplique con tanta severidad una ley como la del bloqueo contra una pequeña isla que desde 1959, fecha del triunfo revolucionario, definió claramente su política de relaciones internacionales, basada en los más firmes y nobles respetos en los asuntos internos de cada nación.

Trascienden hoy las noticias de que están listas las condiciones para que se produzca este martes 26 de octubre, por décimo noveno año consecutivo en la Asamblea General de Naciones Unidas, la votación de una nueva resolución que demanda el levantamiento del bloqueo impuesto por Estados Unidos contra la isla antillana desde hace 48 años.

La referida resolución rechaza la promulgación y aplicación de leyes y disposiciones como la llamada Helms-Burton, cuyos efectos extraterritoriales afectan a la soberanía de otros Estados, a los intereses legítimos de entidades o personas bajo su jurisdicción y a la libertad de comercio y navegación.

Esta caprichosa ley que han protegido las sucesivas administraciones norteamericanas ha costado a Cuba 751 mil 363 millones de dólares, cifra aún conservadora.

Este martes muchos gobiernos y pueblos estarán expectantes para conocer los resultados de la votación, la cual el año anterior 187 países se pronunciaron contra la medida norteamericana, la cantidad más alta registrada sobre ese asunto, con solo tres en contra (Estados Unidos, Israel y Palau) y dos abstenciones (islas Marshall y Micronesia).

No obstante, por encima de esa brutal sanción, ha primado la voluntad y la firmeza de principios del pueblo cubano que ha reiterado y reitera su posición de resistir y vencer.

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