Peculiar cita en Washington
Por Leonel Iparraguirre González.
La noticia, aunque insólita y organizada al parecer en la más “absoluta” discreción trascendió las paredes de la Casa Blanca. Y es que este miércoles 17 de noviembre del 2010, el Capitolio de Washington servirá de refugio a connotados golpistas y terroristas de toda América Latina.
Personajes como Ileana Ros-Lehtinen, Orlando Boch, Luís Posada Carrilles, Otto Reich, Róger Noriega, Alejandro Aguirre y Guillermo Uloaga, se darán cita en una reunión que, incuestionablemente, será para mirarse las caras y entre sí medir fuerzas por las respectivas secuelas de luto, dolor y sangre que han sembrado en diferentes latitudes del continente americano.
Este día junto a la bandera de Estados Unidos que suele izarse en el Capitolio, debería también aparecer una bandera negra representativa de las víctimas que han causado los numerosos actos patrocinados por tan connotados terroristas, y a trasfondo imágenes como las del avión de Barbados derribado por la crueldad de estos asesinos, así como las fotos gigantes de Manuel Zelaya y Rafael Correa, las más recientes pruebas de intentos de golpes de estado perpetrados en países de este continente.
Mientras estos “personajes” se reúnen en Washington para pasar balance a sus fechorías y posiblemente trazar las nuevas estrategias del próximo quinquenio, una fatal epidemia de cólera cobra cada día más vidas humanas en Haití, sin que gobiernos como el de Estados Unidos se haya inmutado por la tragedia que vive ese vecino caribeño.
Mucho menos se hablará en esa peculiar tertulia del peligro que vive la humanidad amenazada por una guerra nuclear en la cual sucumbiría la especie humana. Ante estas alarmas que mantiene en tensión a la humanidad, Barack Obama se muestra indiferente.
Una muestra palpable es auspiciar un encuentro de golpistas y terroristas, en medio de una situación mundial tan convulsa, por lo cual tiene mucho por hacer. No hay que asombrarse por esa reunión tan insólita, ni tampoco por hechos genocidas y vandálicos cuando un gobierno tan poderoso como el que encabeza Obama, apaña tales espectáculos.
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