Huellas terroristas en Cayo Coco
Por Leonel Iparraguirre González
Las paredes de la discoteca Salsa Café y del Restaurant El Dorado del Hotel Blau Colonial de Cayo Coco, fueron blanco en 1992 de los disparos de armas automáticas desde una lancha enemiga.
Cuentan los testigos que era de noche, que algunos visitantes disfrutaban de la comida, otros bailaban y algunos recibían el aire fresco en los bancos exteriores de la instalación. En fin era una noche muy normal, de calma y de puro disfrute.
Había música en el ambiente y las empleadas atendían a los turistas en sus pedidos. De repente se escuchan muy cerca de la instalación hotelera varios disparos.
Mario Ortiz Rodríguez, empleado, recuerda que al escuchar el tiroteo intenta asomarse por una ventana para conocer qué sucedía, cuando uno de los proyectiles se impacta en la pared, y rápidamente se lanza al piso para evitar ser alcanzado por las balas.
Bárbara Garmuri Calderón, dependienta de servicios gastronómicos se encontraba en esos momentos en su turno de labor cuando se produce el vandálico acto terrorista.
“Al principio cuando escuché los disparos pensé que se trataba de otra cosa. Descendía por una de las escaleras del hotel cuando muy cerca de mí una bala perfora la pared y entonces no sabía qué hacer, pero mis compañeros me gritan “tírate al piso, tírate al piso que te matan”, confiesa Bárbara y añade:
“No bastó con aquella agresión contra el Blau Colonial, sino que unos meses después otra lancha vuelve a provocar contra la instalación”.
Esta segunda ocasión Bárbara recuerda que se encontraba en La Fontanela, dentro del propio hotel cuando su vida y la de varios turistas extranjeros estuvieron en peligro a causa de varios disparos de armas automáticas.
Se trata de acciones intimidatorias gestadas en territorio estadounidense por elementos terroristas dirigidas a causar pánico y desestabilizar nuestro proceso revolucionario, una historia que se repite pero que siempre choca con la resistencia y la fuerza de acción del pueblo revolucionario.
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